sábado, 11 de diciembre de 2010

Málaga, la Dulzura del Sur


Para muchos españoles, el vino de Málaga es poco más que un nombre. Un vino que ha existido alguna vez en la historia, pero cuyas características no están demasiado claras. Poca gente -incluso entre los especialistas- es capaz de definir con corrección los distintos tipos de vinos malagueños. Y es casi imposible conseguirlo en restaurantes, bodegas y tiendas.

Sin embargo, hubo un tiempo en que el málaga viajaba, cargado de prestigio, a los cinco continentes. El "mountain", así llamado, porque procedía de los viñedos de las montañas que rodean la Hoya de Málaga, se consumía en las cortes, se cotizaba en los mercados de Europa y América. Era más famoso que el Jerez y el Montilla. El comercio de vinos y uvas pasas animaba el puerto de la capìtal malagueña, en dura competencia con Alicante en ambos sectores.

En Inglaterra se conocían como "malligo sack" (deformación de las palabras españolas de "saca de Málaga", es decir, vino de Málaga de exportación), o como "mountain wines". En Francia como "vins de Malaga". El comercio les habia dado la forma: vinos que, como los de Jerez, Alicante, Taragona u Oporto, se enraciaban y encabezaban con alcohol para permitir las largas travesías marítimas. Hasta que, un día, su poder se desmoronó y su prestigio quedó eclipsado.


El origen de los viñedos en los alrededores de Málaga es tan antiguo y oscuro como los propios orígenes de la ciudad y su puerto comercial. Los eruditos lo remontan al tiempo de los fenicios, griegos o romanos, del mismo modo que lo hacen cuando se refieren a otros viñedos mediterráneos. También -como en tantas otras comarcas ibéricas- parece que los musulmanes prosiguieron el cultivo de la vid a pesar de las prohibiciones coránicas y que, ya en el siglo XI, hay referencias al "sharab al malaqui" o vino malagueño.

A finales del s. XV, en 1487, se constituyó en Málaga, por expresa voluntad de los Reyes Católicos, la que los historiadores consideran primera organización de viticultores de la historia de España: La Hermandad de Viñeros de España. Sus Ordenanzas son el primer texto de una larga serie que hablará de la agilidad comercial y el prestigio del vino malagueño entre los siglos XVI y XIX.

Pero un día aciago de 1878 llega la filoxera a la provincia y el esplendor de estos vinos se eclipsa con rapidez, porque muchos de los exportadores situados en el puerto se marcharon a otras zonas. El viñedo de Málaga no se recuperaría totalmente de la devastación que le ocasionó la filoxera.

El hecho es que los vinos de Málaga, cuya calidad ha sido indiscutida duante siglos, tienen que volver a recomponer su imagen y que sólo unas pocas bodegas están en condiciones de emprender esa tarea.

En los últimos años, la industria vinícola está adquiriendo gran importancia en la comarca del Tajo, incluso está convirtiéndose en un gran impulso económico para el sector andaluz.

Tal y como afirman los bodegueros y viticultores de la zona, poseen una meta fundamental, y es que, a pesar de las apenas 150 hectáreas de tierra dedicada a la vid, piensan trabajar duro para que la calidad sea lo que prime en los vinos que se elaboran.

Uno de los objetivos de los bodegueros de la zona es poder volver a ser considerada Ronda zona vinícola, al igual que antaño.



Otro de los objetivos es dar un impulso definitivo a los vinos de Ronda, como producto de calidad, en el vecino mercado de la Costa del Sol. En estos momentos hay en la Serranía un total de doce bodegas funcionando, que en su conjunto cuenta con unas 140 hectáreas de viñedos. Entre todas comercializaron durante el pasado año más de 50.000 litros de vino, y para la campaña actual se han calificado 363.000 litros de vinos de diferentes modalidades.

Con ello la viticultura se está convirtiendo en una de las principales fuentes de desarrollo para la comarca rondeña "en la que personas de diferentes ámbitos profesionales y de diferentes partes del mundo están apostando por la calidad de la producción.

Para ello se tienen en cuenta diferentes puntos de vista, como puede ser el cultivo ecológico, el biodinámico, producción integrada, recuperación del patrimonio y el uso de animales para las tareas delc ampo, entre otros.

Todo ello confiere a cada vino una personalidad definida y hace de la zona el lugar perfecto para un recorrido por sus viñedos y bodegas, empapándose de historia y excelente gastronomía a cada paso. Otra de las apuestas de los bodegueros es la de crear una ruta turística del vino, que cuenta con el apoyo inicial de las distintas administraciones.

Las bodegas rondeñas, en su apuesta por la calidad, dan producciones mucho menores a las que se suelen obtener en otras partes del país. Esta limitación se consigue por medio de intervenciones en el viñedo a lo largo del ciclo productivo, e incluso rechazando partidas de vino que no reúnen las condiciones de calidad requeridas. Todo ello sin olvidar el clima y los suelos donde se cultivan.

Bibliografia:
Vinos Españoles (Vino Selección)


Santiago Pérez